viernes, 5 de noviembre de 2010

2. NO TE ANGUSTIES CONMIGO, PORQUE ME ANGUSTIO. SIEMPRE PODRÁS RELACIONARTE CONMIGO SI COMPRENDES MIS NECESIDADES Y MI MODO ESPECIAL DE ENTER LA REALIDAD. NO TE DEPRIMAS, LO NORMAL ES QUE AVANCE Y ME DESARROLLE CADA VEZ MÀS.


¿Quiere llevar a la práctica esta recomendación?
Las personas autistas son sumamente perceptivas a los estados de ánimo y emociones de los demás. La generalidad de las personas creen que ellos no sientes ni se dan cuenta de lo que ocurre a su alrededor. Esto es falso. Lo que sí es cierto es que son muy selectivos a lo que atienden.  Los estados emocionales de ellos mismos y los demás los abruman, sobre todo si son muy intensos, tanto estados positivos como negativos.
Con respecto a la ansiedad, como a todos los seres humanos les alteran. La diferencia está quizá en la manera y/o intensidad como la expresan.  Ellos poseen un amplio repertorio para hacerlo a veces con conductas poco apropiadas. Entre ellas pueden estar el aferrarse de forma muy rígida a ciertos objetos y/o rutinas y maneras de hacer sus actividades, pueden auto-estimularse, hacer berrinches o presentar conductas agresivas variadas.
Con todo este panorama de expresiones de ansiedad en ellos, en lo posible no hay que provocar estos estados porque se vuelve un círculo vicioso. Si usted se pone ansioso por como ellos son o se comportan, provocará más ansiedad que a su vez los descontrolará más.  Conclusión: tranquilidad, siempre tranquilidad.  Es difícil pero no imposible.
La mejor forma de relacionarse con ellos es con paciencia y sin apuros.  Explíquele lo que quiere obtener de él/ella con pocas palabras y en lo posible con gráficos y/o fotos.  Repita despacio varias veces lo que usted desea. Vaya despacio, poco a poco, no le pida muchas cosas  a la vez, sobre todo si son nuevas.  No lo/la abrume.
Como toda semilla que crece, ellos/ellas tienen el impulso natural de avanzar y madurar pero solo lo harán de forma adecuada si ofrecemos y los guiamos por los caminos precisos, caso contrario, podrán ir aprendiendo rutas y conductas inapropiadas que si las dejamos con el tiempo serán más difíciles de corregir.
Todos los aprendizajes en ellos deben ser dirigidos. Ellos no aprenden por simple imitación como cualquier otra persona.  Hay que diseñarles un proceso de enseñanza específico.  Cualquier conducta por simple o natural que parezca hay que enseñarle. Es necesario enseñarles  a atender sus necesidades corporales, alimentarse, asearse, comunicarse, manejar sus emociones, jugar, etc., etc., etc..  Todo dentro de un proceso minucioso y paciente de enseñanza.

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